lunes, 22 de septiembre de 2008

Un roto para un descosido

Hay una pareja muy curiosa en mi barrio. Ella es una mujer de buena familia que hasta hace unos años ejercía de profesora de inglés en un Instituto. Pero empezó a mezclar sustancias y a salir con gente poco recomendable, con lo cual hoy ya no trabaja y está bastante ida. Cuando está sobria pretende apuntarse a jugar al mus con los viejunos del bar (tampoco sería la primera en hacerlo) o quitar un cartel de la parcela que prohibe jugar al balón, porque mejor es que los niños no jueguen fuera en la calle, porque ella tiene una mente muy lógica e inglesa (sic). A veces sale a la calle con unas alas de ángel pero claro no es precisamente Heidi Klum en un desfile de Victoria’s Secret
Él nunca tuvo muchas luces pero tras ir a la mili en la legión y fumar porros fue a peor. Antes estaba más integrado y se reunía con todo el grupo de perreros que iban todas las mañanas al parque. En cierto momento decidió vivir a lo Rambo en el parque en una tienda de campaña, que como buen legionario va cambiando cada día de lugar. Por las tardes suele dedicarse a tocar la guitarra o unas latas grandes que usa como tambor y esto parece una peli de exploradores con africanos. También sube y baja la escalera con una mochila cargada de piedras. Otras veces cruza el río en barca y con el peinado y el perro parece el último mohicano. También toma el sol con un calzoncillo metido por el culo como si fiera un tanga. Como en esta ciudad no hay Callejeros ni ningún programa bueno local sólo le conocemos unos pocos allegados. Casi mejor, así no va nadie a reírse y molestar.
Decidieron hace poco hacerse pareja, supongo que se conocieron por ir a sacar ambos los perros. Dios los cría y ellos se juntan. Ahora el legionario vive con ella en el piso de techo azul con nubes. Ella tiene un hijo algo bala perdida que se ha reformado, vive en otra ciudad y cuando viene la controla un poco. Al legionario en mi opinión le va peor ahora porque está verdaderamente enamorado y la otra no le da más que disgustos porque bebe, se descontrola y le tiene todo preocupado. Alguna vez viene una ambulancia a llevársela al hospital. Ella no le hace caso y él exclama ¡¿pero esto es amor!? mientras golpea el portero automático.
En fin una pareja tal para cual, que no se mete con nadie, no son mala gente y entretienen un poco nuestras grises vidas provincianas. Porque no se sabe donde podríamos haber acabado los demás de haber tomado 3 ó 4 malas decisiones o con un entorno social complicado.

1 comentario:

Topo dijo...

dignísimo de Callejeros. Creo que el otro día vi a una mujer con alas de ángel. Menuda ida de olla tú...